martes, 18 de septiembre de 2007

Jacques Tati VS Telefónica

Quizá una mosca me ronda la oreja, por no decir que por pura casualidad me he topado en los últimos días con 2 circunstancias en torno a lo mismo.
Por un lado, y como digo por pura casualidad, hablaré de mi primer encuentro, la película Play Time de Jacques Tati. Para los que la han visto no diré nada y para los que no, sólo decir que lo realmente inusual de esta cinta es el tratamiento que el director hace de la arquitectura y los espacios por los que sus personajes se pierden y encuentran, vagabundean e intentan habitar: Tati plasma una ciudad, París, inhumana, o por lo menos impersonal, que desprecia pero que sabe mostrar con infinita belleza.
A través de sus encuadres arquitectónicos muestra a esos personajes desorientados unos y mecanizados otros, una crítica a nuestros tiempos modernos.



Y volviendo a la casualidad, la segunda parte del binomio circunstancial es la exposición Distrito C de Fundación Telefónica.

Animada por una reseña me dispuse a disfrutar de la propuesta en la que se auna esta vez fotografía y arquitectura. Telefónica propone a 8 fotógrafos una exposición de proceso de construcción de su nuevo edificio de oficinas. Grandioso, el tema es que esta definición la he tenido que aprender in situ. En realidad, y la cuestión es desenmascarar la publicidad encubierta dentro de una exposición artística.



Todo deja de tener credibilidad cuando te enfrentas a una obra por encargo de estas magnitudes (y claro está que no es la primera, los reyes, los mecenas, la iglesia…) cuya última finalidad es únicamente la promoción empresarial y de consumo, que conste que no hablo de la calidad de las obras, eso sería otro tema, u otro post, sino el hecho de invertir tu tiempo en ir a ver un publirreportaje por iniciativa propia, si lo pusieran en la TV al fin y al cabo tendrías que callarte o apagar el aparato, pero en fin…

Sólo pedir que se recaten un poco al hacer los videos que luego proyectan, en los que nos cuentan lo maravillosa que es Telefónica de España, ya sabemos que no es así por experiencia propia.

Si alguien piensa: -joe pues que no hubiera ido-, sólo decir que entonces no estaría escribiendo este post, y por lo tanto la persona en cuestión no lo estaría leyendo, y por lo tanto no podría pensar: -joe pues que no hubiera ido-, y así hasta el infinito y más allá.

Sólo me queda decir que quizá mis primeras líneas sobre la casualidad no fueran tan casuales, pero la cuestión era empezar de alguna forma.

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